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Iguana es un género de lagarto de la familia Iguanidae nativo de zonas tropicales de centro y Sudamérica y el Caribe, que fue descrito por primera vez por el naturista austríaco Josephus Nicolaus

Laurenti en su libro Specimen Medicum, Exhibens Synopsin Reptilium Emendatam cum Experimentis circa Venena en 1768. El género Iguana incluye a dos especies, Iguana iguana e Iguana delicatissima.

La palabra "Iguana" deriva del nombre taíno para este animal, "Iwana".[1] La Iguana iguana es la especie de este género más usada para la crianza en cautiverio.

Nombre Científico : Conolophus subcristatus

Subfamilia : Iguaninos (Iguaninae)

Familia : Iguánidos

Suborden : Saurios

Orde : Escamosos

Clase : Reptiles

Identificación : Grandes dimensiones y formas robustas, con una cresta de puntas gruesas y largas en la nuca, más cortas y finas en el dorso.

Tamaño : 1,5 m.

Peso : Los machos son entre 2 y 3 veces mayores que las hembras; peso muy variable según las islas: en la isla Fernandina, los machos pesan como media 7 kg y en la Seymour, 12,2 kg (valor máximo).

Distribución : Islas Fernandina, Isabela, Santiago (San Salvador), Seymour y Plazas.

Hábitat : Zonas áridas del interior de las islas Galápagos.

Alimentación : Exclusivamente vegetariana.

Reproducción : Ovípara como todos los iguaninos; es el único reptil que combina la acumulación de esperma con la inseminación múltiple.

Características[]

BOCA Las mandíbulas son potentes y recubiertas externamente con escamas gruesas y duras, que permiten alimentarse de vegetales coriáceos o incluso espinosos. A diferencia de los agámidos y los camaleones, sus dientes, desprovistos de alvéolos, se insertan en el lado interior de las mandíbulas. Este rasgo diferencia a esta

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iguana, así como a otros iguánidos, de los iguanianos de las familias africanas y euroasiáticas –agámidos y camaleones-. La lengua, por su parte, es gruesa, carnosa y en forma de gota.

ESCAMAS Y PIEL De origen epidérmico, las escamas se forman en la capa externa de la piel, crecen hacia arriba y hacia atrás y adquieren posteriormente la capa de queratina que les da su consistencia córnea. Renovadas a intervalos periódicos, las nuevas escamas se forman debajo de las antiguas, que caen durante la muda. En algunas zonas, como la cabeza y la línea media del dorso, la piel está todavía más engrosada y forma tubérculos y crestas. Las escamas están dispuestas sobre una base continua, impermeabilizando totalmente la piel. Protegida por este tegumento desde que sale del huevo, la iguana terrestre de las Galápagos puede vivir sin deshidratarse sobre sustratos tan áridos como las cenizas y las coladas de lava que tapizan estas islas volcánicas.

COLA Debido a la adquisición de otros medios de defensa, la cola ha perdido por completo la autonomía o facilidad de romperse por sí sola. Si la reducción de la autonomía ya se observa en los chucualas gigantes de las islas del golfo de California, donde existen pocos animales que depreden a estos iguaninos, la presencia de un número todavía menor de depredadores en las islas Galápagos ha acentuado esta reducción hasta el punto de que resulta imposible arrancarles la cola a estas iguanas terrestres. Al diminuir esta presión evolutiva, la presión que favorece la regeneración ha disminuido en consecuencia, como bien indica el hecho que de los 200 individuos con la cola incompleta estudiados por Dagmar Werner, tan sólo dos mostraban cierta regeneración de su apéndice caudal. Prácticamente desprovista de autonomía, es decir, no se rompe por sí misma y sólo se regenera parcialmente en algunos casos.

OJOS Pupila redonda, como corresponde a un reptil diurno; l igual que en la mayoría de los saurios, los párpados están bien desarrollados.

OIDO Exteriormente es una superficie redondeada y de piel desnuda, situad justo detrás de las comisuras bucales; al contrario que los ofidios y como la mayoría de los saurios; la iguana terrestre de las Galápagos tiene un órgano auditivo completo.

CRESTA DORSAL Erizada de escamas en forma de pinchos, gruesas y largas en la nuca, más cortas y finas en el dorso y en la cola.

PATAS Fuertes y bien desarrolladas como en todos los iguanianos (iguánidos, agámidos y camaleónidos), ambos pares con cinco dedos libres.

Especies[]

GÉNERO AMBLYRHYNCHUS Cuenta con una sola especie, la iguana marina (A cristatus). Es el único saurio marino del mundo y sólo se encuentra en las islas Galápagos, donde suele vivir en costas rocosas. Alcanza 1,75 m de longitud y hasta 4 kg de peso, presentando varias adaptaciones fisiológicas a la vida marina, como unas glándulas nasales que eliminan el exceso de sal. Se alimenta de algas y nada con gran facilidad gracias a su cola comprimida lateralmente (la cual actúa como órgano propulsor). Mucho menos territorial que las iguanas terrestres del mismo archipiélago, forma inmensas agrupaciones cuando toma el sol cerca del agua.

El género AMBLYRHYNCHUS cuenta con 7 sub-especies:

  1. Amblyrhynchus cristatus albemarlensis
  2. Amblyrhynchus cristatus cristatus
  3. Amblyrhynchus cristatus hassi
  4. Amblyrhynchus cristatus mertensi
  5. Amblyrhynchus cristatus nanus
  6. Amblyrhynchus cristatus sielmanni
  7. cristatus venustissimus

GÉNERO IGUANA Comprende dos especies, la iguana común o verde (I. Iguana) y la iguana de cuello desnudo (I. Delicatissima). La primera está ampliamente distribuida por la América tropical y subtropical, donde ocupa hábitats arbolados muy diversos; alcanza más de 2 m de longitud (incluida la cola de 1,5 m), tiene una gran cresta dorsal (hasta casi 10 cm de altura) y puede superar los 5 kg de peso. La segunda sólo es algo menor, tiene la cresta más pequeña y vive en las Antillas meridionales, donde ocupa selvas tanto secas como lluviosas; en algunas islas, como la Terre de Haut (Islas Saintes) y la Grande-Terre de Guadalupe, compite con la iguana común.

El género IGUANA cuenta con 2 sub-especies:

  1. Iguana Delicatissima
  2. Iguana Rhinolopha

GÉNERO CYCLURA Comprende ocho especies, sin contar con las tres que ya han desaparecido. Son todas terrestres, propias de hábitats secos o más bien secos y se distribuyen por las Bahamas y las Antillas. La más conocida es la iguana rinoceronte (C. cornuta), endémica de la isla de La Española (Haití y República Dominicana). Es una especie de gran tamaño, pero no alcanza la talla de la iguana de Cuba (C. nubila), cuyos machos adultos pueden alcanzar los 1.85 m de longitud.

La iguana terrestre de las Caicos (C. carinata) vive en las Turk y Caicos y en las Bahamas más meridionales; es relativamente pequeña (60 cm y 600 g los machos 50 cm y 425 g las hembras) y, pese a ser preferentemente vegetariana, también consumo termitas. La amenazadísima iguana de Jamaica (C. collei) sólo vive en las islas Goat y Little Goat, si bien es posible que todavía se encuentre en las colinas Hellshire de la propia Jamaica. Otras especies muy amenazadas son la iguana terrestre de Anegada (C. pinguis), que vive en la isla homónima (cercana a Puerto Rico), y la de Ricordi (C. ricordii), que sólo se encuentra en tres localidades aisladas de la República Dominicana

El género CYCLURA cuenta con 18 sub-especies:

  1. Cyclura carinata
  2. Cyclura bartschi
  3. Cyclura collei
  4. Cyclura cornuta
  5. Cyclura cornuta onchipsis
  6. Cyclura cornuta stejnegeri
  7. Cyclura cychlura
  8. Cyclura Cyclura figginsi
  9. Cyclura Cyclura inornata
  10. Cyclura lewis
  11. Cyclura nubila
  12. Cyclura nubila caymanensis
  13. Cyclura pinguis
  14. Cyclura ricordi
  15. Cyclura rileyi
  16. Cyclura rileyi rileyi
  17. Cyclura rileyi cristata
  18. Cyclura rileyi nuchalis

GÉNERO SAUROMALUS Cuenta con seis especies que se caracterizan por su cuerpo aplanado y ancho, y su piel de escamas rugosas. Una de ellas, el chucuala norteño (S. obesus), vive en zonas áridas y rocosas del sudoeste de Estados Unidos y noreste de México; no supera los 42 cm de longitud. A excepción de S. australis, que vive en el sudeste de Baja California, los otros chucualas son endemismos insulares del golfo de California, donde no existe más de una especie en cada isla; dos de estos chucualas endémicos y alopátricos, S. hipidus y S. varius, presentan un acusado gigantismo.

El género de SAUROMALUS cuenta con 5 sub-especies:

  1. Sauromalus ater
  2. Sauromalus hispidus
  3. Sauromalus varius
  4. Sauromalus klauverir
  5. Sauromalus slevini

GÉNERO DIPSOSAURUS Incluye una sola especie, la iguana del desierto (D. dorsalis), que vive en las zonas desérticas del sudoeste de Estados Unidos y del noroeste de México. Es más bien pequeña (25,4-40,6 cm), de coloración gris con un intrincado dibujo pardo y gris más claro, y presenta una pequeña cresta longitudinal de escamas en forma de quilla.

El género de DIPSOSAURUS cuenta con 2 sub-especies:

  1. Dipsosaurus dorsalis
  2. Dipsosaurus dorsalis sonoriensis

GÉNERO CONOLOPHUS Además de la iguana terrestre de las Galápagos (C. subcristatus), comprende la iguana terrestre de Santa Fe (C. pallidus). Ésta se encuentra únicamente en esta isla de las Galápagos, donde no vive su congénere C. subcristatus, y se alimenta de hojas y flores de arbustos.

El género de CONOLOPUS cuenta con 3 sub-especies:

  1. Conolophus Marthae
  2. Conolophus Pallidus
  3. Conolophus Subcristatus

GÉNERO BRACHYLOPHUS Cuenta con tres especies, B. fasciatus, B. vitiensis y B. brevicephalus. La primera, que muestra una vistosa coloración a franjas verdes y negras sobre un fondo blanco, se encuentra en las islas polinésicas de Fidji, Tonga y Wallis. La segunda tiene una cresta más desarrollada que la primera, es de mayor tamaño, tiene unas franjas más difusas, vive únicamente en las Fidji y está seriamente amenazada de extinción, la tercera únicamente vive en Tonga y sólo ha sido reconocida como especie en fechas recientes.

El género de BRACHYLOPHUS cuenta con 4 sub-especies:

  1. Brachylophus Bulabula
  2. Brachylophus fasciatus
  3. Brachylophus Vitiensis
  4. Brachylophus Gibbonsi

GÉNERO CTENOSAURA Las diez especies de este género viven sobre todo en zonas áridas y su distribución se extiende desde la Baja California hasta América Central, incluidas algunas pequeñas islas del Pacífico y del Caribe cercanas a las costas; además, una de estas especies, C. Pectinata, nativa de México, ha sido introducida en el sur de Texas y Florida. Las especies de este género son de coloración oscura y algunas son de gran tamaño (hasta 1,3 m).

El género de CTENOSAURA cuenta con 18 sub-especies:

  1. Ctenosaura acanthura
  2. Ctenosaura alfredschmidti
  3. Ctenosaura bakeri
  4. Ctenosaura clarki
  5. Ctenosaura conspicuosa
  6. Ctenosaura defensor
  7. Ctenosaura flavidorsalis
  8. Ctenosaura hemilopha
  9. Ctenosaura macrolopha
  10. Ctenosaura melanosterna
  11. Ctenosaura nolascensis
  12. Ctenosaura oaxacana
  13. Ctenosaura oedirhina
  14. Ctenosaura palearis
  15. Ctenosaura pectinata
  16. Ctenosaura praeocularis
  17. Ctenosaura quinquecarinata
  18. Ctenosaura similis

Reproducción[]

La fase reproductora

En la estructura social de la iguana terrestre de las Galápagos existen dos fases muy diferenciadas: la reproductora, que tiene lugar durante la estación cálida, y la no reproductora, que coincide con la estación fría. Durante la fase reproductora ambos sexos son muy activos, se buscan unos a otros y permanecen juntos, aunque generalmente separados por una distancia crítica, y utilizan hábitats distintos a los frecuentados durante la fase no reproductora, cuando los individuos se mantienen separados por grandes distancias. Durante la fase reproductora, los machos emplean distintas estrategias para obtener a las hembras.

Si son territoriales (machos T), realizan un elaborado cortejo; si no lo son (machos N), las consiguen imponiéndose a las hembras; y si son potencialmente territoriales (machos P) adoptarán una u otra estrategia según consigan o no adquirir un nuevo territorio. Las diferencias individuales en el comportamiento se reflejan en una gran flexibilidad en el caso de los machos, que cambian rápidamente de una estrategia a otra si con la primera no consiguen atraer a las hembras. Las hembras, por su parte, son más sutiles en la expresión de su comportamiento y pese haberla estudiado durante tres años, Dagmar Werner no logró descubrir si utilizaban o no estrategias concretas. Lo que sí pudo observar es que, por lo general, las hembras escogen a los machos.

Tres meses antes de aparearse, toda la población adulta de Fernandina –la isla cuya población de iguanas terrestres fue estudiada por la herpetóloga alemana- empieza a concentrarse en unas áreas concretas que ofrecen una serie de condiciones ecológicas, indispensables para el apareamiento, como un suministro alimenticio adecuado para las hembras –los machos, que han engordado mucho durante la estación no reproductor, en la que han sido siempre los primeros en servirse, ahora apenas se alimentan- y una consistencia del suelo adecuada para la construcción de madrigueras. Estas condiciones sólo se encuentran en el 3% de la superficie de la isla, y de ahí que se produzcan tales concentraciones. A mediados de abril, cuando han llegado casi todas las hembras, los machos defienden territorios estrechamente contiguos y las peleas aumentan en frecuencia.

Apareamientos y territorialidad

Ésta es una especie poligínica y, mientras las hembras invierten su energía en la producción de un elevado número de óvulos, los machos concentran sus esfuerzo en congregar en su territorio y fertilizar el mayor número de hembras posible (sin embargo, ningún macho puede congregar más de siete hembras en su territorio ni tampoco aparearse con más de siete hembras en su territorio ni tampoco aparearse con más de cuatro en toda la estación). Por lo demás, es más fácil perder un territorio con un gran número de hembras que uno con menos hembras cuyos límites son más fácilmente accesibles.

En todo caso, tan importante como el territorio y su defensa es el comportamiento de cortejo, ya que las hembras se muestran mucho más atraídas por los machos que demuestran su excelencia en esta conducta. Iniciado ya a mediados de marzo, este comportamiento se intensifica a medida que se acerca el punto álgido de las cópulas, a mediados de mayo. A principios de junio, la mayoría de las hembra, ya fecundadas, abandonan las áreas de apareamiento para poner sus huevos en otros lugares, entre ellos el fondo del cráter del volcán. De las puestas, que en Fernandina cuentan entre 7 y 23 huevos, saldrán unos machos que alcanzarán la talla adulta a los 7-10 años y unas hembras que la adquirirán a los 11-16.

Distribución[]

La inmensa mayoría de los iguánidos se halla distribuida por América, desde el sur de Canadá hasta Argentina, incluidas las Galápagos y las islas del Caribe. Cinco especies viven en las Fidji y las Tonga, y otras siete habitan en Madagascar, donde están ausentes los agámidos que pueblan gran parte del Viejo Mundo. Al contrario que las dos iguanas verdaderas de Oceanía, los iguánidos malgaches pertenecen a una subfamilia – la Oplurinae- que sólo muestra un parentesco lejano con las grandes iguanas. A excepción de las tres especies de Fidji, Wallis y Tonga (género Brachylophus), todos los iguaninos son americanos y su distribución abarca desde el sudoeste de Estados Unidos hasta el trópico de Capricornio.


En esta área de distribución nunca hay más de tres especies viviendo simultáneamente en una misma zona, siendo más frecuente que coexistan dos o que sólo exista una, como sucede con los chucualas insu7lares del golfo de California. Cuando coexisten dos especies de tamaño similar, éstas suelen diferir en sus preferencias ambientales, siendo frecuente que una de ellas viva en los biotopos más húmedos y la otra en los más secos (la Galápagos constituyen un caso especial porque una de las especies vive en la costa y se alimenta en el mar, y las otras dos viven en hábitats secos del interior sin coincidir en su distribución).

Hábitat[]

Aunque la mayoría de los iguaninos vive en hábitats secos, existen algunas excepciones. Las iguanas de Fidji y Tonga, por ejemplo, viven en selvas húmedas, y también la iguana común (Iguana iguana) y la de cuello desnudo (I. Delicatissima) se adentran en este tipo de ambientes, aunque frecuentan sus linderos. En todo caso, el acceso a la luz solar directa en esencial para las iguanas y éste suele ser más fácil en hábitats secos y abiertos. Estos animales ectotérmicos (De “sangre fría”) y estrictamente diurnos regulan su temperatura desplazándose hacia una zona expuesta al sol o, inversamente, refugiándose de la luz directa cuando su temperatura corporal aumenta demasiado.

La duración de estos períodos viene controlada hormonalmente por la glándula pineal, una estructura del cerebro que recibe a veces el nombre de “tercer ojo”. Cuando la temperatura del cuerpo de la iguana llega a su óptimo térmico, sus sensores térmicos le inducen a buscar refugio en la sombra o en un ambiente más frío. Este óptimo puede ser tan alto como 45ºC o incluso superior y estar extremadamente próximo del valor límite, más allá del cual se produce l muerte. La importancia de la termorregulación es bien patente en la iguana marina, una especie que vive en un medio ecuatorial árido, pero que busca su alimento en las frías aguas de la corriente de Humboldt.

Puede permanecer hasta media hora sumergida y disminuir a la mitad su ritmo cardíaco (lo que limita la circulación y las pérdidas térmicas); cuando sale del agua recupera el ritmo respiratorio normal y entre en calor al exponer su cuerpo oscuro al sol tropical y apoyar su parte inferior en las rocas caldeadas por el sol. Por lo que respecta a la regulación térmica puede decirse, por lo tanto, que la iguana marina dispone de lo mejor de ambos mundos: un medio marino frío en el que su temperatura corporal puede alejarse al instante del peligroso máximo tolerable y un medio terrestre que le permite calentarse con rapidez hasta alcanzar la temperatura requerid para iniciar la digestión.

En cambio, las iguanas terrestres de las Galápagos, como la mayoría de los iguaninos, no pueden refrescare en el mar y se ven obligadas a buscar la sombra bajo los arbustos, en madrigueras excavadas en el suelo o en oquedades y grietas rocosa.

Conservación de la especie[]

Los iguaninos más amenazados son las iguanas terrestres de Jamaica, Ricordi, Anegada y Grand Cayman, y en menor grado la iguana crestada de Fidji. Las principales amenazas son la destrucción de su hábitat por el hombre y el ganado, la depredación ejercida por los animales asilvestrados (como gatos y cerdos) y la caza furtiva. Más halagüeña es la situación de las iguanas de las Galápagos que, contrariamente a las especies antillanas, viven en un archipiélago muy protegido por su carácter emblemático de “laboratorio2 de la evolución. Aunque muchas de sus poblaciones también se extinguieron debido a la depredación ejercida por animales domésticos asilvestrados, la iguana terrestre C. Subcristatus todavía mantiene una población importante y relativamente inalterada en la isla de Fernandina, además de otras algo más precarias en la Isabel y la Plaza del Sur; por desgracia, no puede decirse lo mismo de la población excesivamente reducida de la isla Seymour, ni menos aún de la de Santa Cruz, que se acerca peligrosamente a la extinción.

La iguana marina todavía mantiene poblaciones abundantes en Fernandina y Santa Fe y tampoco está amenazada como especie; sin embargo, el acusado endemismo de sus subespecies las hace esencialmente vulnerables a cualquier perturbación externa. Otros iguaninos se encuentran en una situación vulnerable o se han vuelto excesivamente raros, entre ellos la iguana terrestre de Andros (C. cyclura), la de Turk y Caicos y sobre todo la de Cuba. Incluso la iguana común ha desaparecido o se ha vuelto rara en muchas regiones donde antes era abundante, debido a la caza excesiva de la que ha sido objeto por su carne y por sus huevos comestibles. Muy apreciada como animal de terrario, esta especie es también objeto de un abusivo tráfico pese a que u comercio está regulado por la Convención Internacional sobre Tráfico de Especies (CITES).

Bibliografía[]

https://paralasiguanas.top

http://es.wikipedia.org/wiki/Iguana

http://riie.com.pe/?a=32016

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